Ayer me tocaban 60 km por la costa. Notaba que la cosa no iba bien desde el principio. Me notaba muy raro, falto de fuerzas. Notaba una sensación rara en mi cuerpo. Me costaba moverme y hacer km. A medio entreno la mala fortuna hizo que se me adelantaran los reyes, y el regalo fue en forma de pinchazo. Parón para cambiar la cámara y a seguir, después de verme enfriado, otra vez al lío.
En el apartado final me encontré a mi amigo Llorenç y al hermano del Alex.
60 km en más pena que gloria.
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